El instante preciso

El instante preciso, una pintura de Villalta
En la última entrada de mi blog mencioné a Guillermo Pérez Villalta. La figura de este singular artista andaluz no deja de fascinarme. En un blog de arquitectura como este no podía dejar de hablar de él. Porque Pérez Villalta comenzó siendo arquitecto, o al menos intentándolo, porque que yo conozca el único edificio que ha llegado a construir es el maravilloso Kursaal de Algeciras. Pero finalmente se resignó a ser arquitecto de interiores, y digo de interiores porque su obra pictórica y escultórica no deja de representar las interioridades más especiales del ser humano y, en concreto, las suyas propias.

La arquitectura está muy presente en su pintura, sobre todo aquella que hace referencia a la época grecolatina. Un capitel dórico por aqui, un mosaico romano por allá… Todo es clasicismo en su contemporánea obra.
Pero Villalta, además de arquitecto y pintor es escultor. Y hay una obra suya que no deja de sorprenderme. «El instante preciso» ha pasado por los tres estados del arte: pintura, escultura y arquitectura. Comenzó siendo una idea reflejada sobre el lienzo. De  la tela al bronce. De pintura se convirtió en escultura y, como tal, corona el Ayuntamiento de Granada.
Escultura de Pérez Villalta en el Ayuntamiento de Granada
Se trata de una escultura ecuestre que corona la fachada del Consistorio de la capital del Darro. Un hombre desnudo, con los ojos vendados, cuyo rostro (no su atlético cuerpo) recuerda mucho al del propio Pérez Villalta. El artista gusta de autorretratarse idealizándose en sus obras. Con una mano sostiene una bola dorada y con la otra las riendas de un caballo . La cola al vuelo, una pata alzada, otras dos en inestable posición sobre dos esferas. ¿Qué representa tan misteriosa escultura?
El propio artista tarifeño dice que representa «un momento de felicidad plena». ¿Es ciega la felicidad? Sin duda la prosperidad plena está condicionada por una ceguera, aunque sea parcial. Aquella que nos hace centrarnos en un aspecto positivo lo suficientemente intenso que bloquea lo negativo. La bola dorada del misterioso personaje bien podría representar esa anhelada felicidad. Pero el propio nombre de la obra «el instante preciso» ya nos da una pista. La felicidad no es para siempre, solo dura un instante preciso. Y ese jinete, que muestra orgulloso al mundo la causa de su contento, puede resbalar solo un segundo después porque su caballo no logre mantener el equilibrio sobre las inestables esferas. Pero ese instante, ese preciso instante es tan bello, que no somos capaces de renunciar a él. Podemos caer una y otra vez del caballo, pero  nos volveremos a montar sobre él, sabiendo que su equilibrio siempre será inestable.
Bajo la escultura hay un reloj con una inscripción que nos da la clave de todo: «Feliz quien ve sus horas en dorado presente». Así que, seamos un poco ciegos, no miremos hacia atrás, tampoco nos agobiemos por el futuro. Vivamos el presente, el momento. Pero¿vale la pena aunque solo sea un instante preciso?

Publicado por Adrián Yánez

Gestor cultural y periodista. Desarrollo proyectos culturales y de comunicación. Sevilla. Andalucía.

11 comentarios sobre “El instante preciso

  1. Tus musas han vuelto con fuerza…No me convence la alegoría (ni el Kursaal). Me convence Chantal: "La lucidez es un instante entre estancias…". Cambia lucidez por felicidad, por belleza. Entre estancias, y no sobre esferas.Vale la pena. A seguir.

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  2. Gracias por el dato, Gustavo. Efectivamente la escultura fue fundida por el escultor Ramiro Megías pero la concepción de la misma es de Pérez Villalta. Nos encontramos ante la típica polémica de quién es el autor de una obra, si quién la concibe intelectualmente o quién la ejecuta. Un ejemplo similar lo tenemos en Sevilla con el Giraldillo, cuya autoría se reparte entre tres artistas: un dibujante, el autor de la cera y el fundidor del bronce. ¡Gracias por tu aportación!

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  3. Al leer tu entrada me he acordado de algo que escribí hace mucho tiempo y que hablaba de ese equilibrio imposible, inestable y momentáneo que es la felicidad.RECETA PARA LA FELICIDADLo primero, admitir que la felicidad no es un estado al que se accede para no volver a abandonar.Sino que la felicidad, como los yogures, tiene fecha de caducidad…Es más bien como un orgasmo, viene, es intenso y único, pero en seguida se va y no sabríamos cuánto ha durado.La felicidad no se conquista, no se posee, no se compra, simplemente cuando menos lo esperas alguien te concede un segundo, para palparla, reconocerla, experimentarla…Y precisamente de esos pequeños momentos felices se hace una vida.La felicidad no es tener un buen trabajo, no es que la hipoteca no te ahogue ni que tus hijos no tengan que ir al hospital. Eso es tranquilidad.De miles de segundos felices de una vida, de pequeños instantes se construye una vida feliz, aunque tu día a día sea igual de gris que el del resto de la humanidad.No es conformismo, es realidad.

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  4. La pelota dorada, para algunos autores (el del cuento con el mismo nombre), representa la felicidad de la infancia, relacionada con la inocencia y la observación unicamente del presente. La mayoría la perdemos. Nos volvemos incapaces de frenar los pensamientos espúreos que nos llevan al pasado y al futuro y que nos impiden permanecer en el presente, que es lo que nos da la verdadera felicidad.

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  5. Te confundes, este caso no es el del Giraldillo.Ramiro Megías no es fundidor si no escultor, profesor de escultura en la Facultad de Bellas Artes de Granada y Académico de Bellas Artes.Realizó en solitario el modelo, el modelado, el repaso de las ceras, la supervisión de la fundición, la pátina y colocación de la obra. Esta obra no es una copia del cuadro si no una obra diferente inspirada en ese cuadro, por contrato.¿Desde cuando las obras de arte de un artista las hace otro?¿Sabes quien ha firmado esa obra?…..Ramiro Megiás.

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