¿Qué pasó tras la muerte de Isabel?

El último capítulo de la serie de Televisión Española ha puesto fin a tres intensas temporadas en las que hemos visto a una niña convertirse en Reina, una Guerra Civil, la boda de Isabel y Fernando, las intrigas palaciegas de la Alhambra, la conquista de Granada y los matrimonios de los cinco hijos de los Reyes Católicos. Pero, ¿qué pasó tras la muerte de Isabel?

Siguiendo las indicaciones de su testamento, la Reina Católica es enterrada en la ciudad de Granada, cuya conquista había sido uno de los principales logros políticos de su vida. Si bien el primer destino de sus restos mortales fue el monasterio de San Francisco de la Alhambra, más tarde se trasladaron a la Capilla Real, donde todavía hoy se pueden visitar junto a los de Fernando, Juana, su yerno Felipe y su nieto el príncipe Miguel de Paz. Es curioso como tras años de desavenencia entre los Reyes Católicos y su yerno Felipe de Habsburgo, la Historia los ha condenado a compartir su última morada.

Tras la muerte de Isabel se cumplieron sus disposiciones testamentarias y su hija Juana se convirtió en la reina de Castilla. No olvidemos como el príncipe Juan, su heredero natural había muerto años atrás. La muerte de su hermana mayor, la infanta Isabel, y la de su sobrino, Miguel de Paz, despejó el camino a Juana para convertirse en la sucesora de su madre. Sin embargo, la reina propietaria de Castilla se encuentra en Flandes el 26 de noviembre de 1504, fecha del fallecimiento de la Reina Católica.

Fernando se casará apenas un año después con Germana de Foix, con la que esperaba engendrar un nuevo varón para el reino de Aragón.  Juan de Aragón y Foix, el hijo de ambos, fallecerá a las horas de nacer, poniendo fin a una crisis dinástica que podía haber dividido nuevamente las coronas hispánicas.

Felipe y Juana no llegan a Castilla hasta casi 2 años después del fallecimiento de Isabel, en el verano de 1506. Hasta ese momento serán Fernando y el Cardenal Cisneros los que ejercerán el poder político en un reino amenazado por las revueltas de la nobleza que había visto mermadas sus prebendas durante el reinado de Isabel.

Felipe consigue atraerse a la nobleza castellana en las Cortes de Valladolid que le entregan todo el poder proclamándolo Felipe I. La felicidad del flamenco dura apenas un verano porque fallecerá súbitamente en septiembre de 1506. Tras su muerte, se inicia uno de los episodios más graves de la supuesta locura de Juana, que deambuló por las ciudades de Castilla al frente de un tétrico séquito fúnebre. Para entonces la reina Juana estaba embarazada de su última hija, Catalina, hija póstuma del Hermoso.

Ante el estado de enajenación de Juana, el Cardenal Cisneros asume la Regencia y reclama la presencia de Juana, que es encerrada por su padre en Tordesillas en 1507. El cautiverio va a ser perpetuado por su propio hijo Carlos I una vez asume la corona. Juana va a permanecer encerrada desde los 27 años hasta los 76.

Fernando morirá en 1516 convirtiéndose Juana en la reina nominal de Aragón. Sin embargo, Fernando indica en su testamento que ante la incapacidad de su hija sea su nieto Carlos el que gobierne.