Una escapada a Valencia

La capital del Turia está llena de atractivos para disfrutar de un fin de semana largo. Te comparto en este post algunas recomendaciones si estás planteándote una escapada a Valencia.

Un paseo por el centro

El centro histórico es muy manejable y tiene muchos lugares de interés. A veces andar sin rumbo es lo mejor que se puede hacer en las ciudades. Si tu paseo empieza en la monumental Estación del Norte a pocos pasos te encontrarás la Plaza de Toros y el mítico balcón del Ayuntamiento que estamos tan acostumbrados a ver por televisión en Fallas. Un poco más adelante tendrás que decidir si girar a la izquierda y adentrarte en la zona del Mercado Central (del que te hablo un poco más adelante) y la Lonja de la Seda o si hacerlo a la derecha y dirigirte a la Plaza de la Reina y la Catedral. Esta plaza es una de las que se ha beneficiado de la reciente política de peatonalizaciones del centro, convirtiéndola en un espacio muy agradable para descansar. Al otro lado de la Catedral está la Plaza de la Virgen con la sede histórica del Palau de la Generalitat, que está a un paso de la la Puerta de Serranos y el parque fluvial del Turia son otros de los lugares más reconocibles de la ciudad.

Las iglesias más impresionantes de Valencia

El patrimonio religioso de la ciudad no decepciona. Además de la Catedral de Valencia, que es un imprescindible, y su vecina, la Basílica de la Virgen de los Desemparados, la patrona de la ciudad, hay otros templos que no puedes perderte. La iglesia de San Nicolás, llamada (y con razón) la capilla Sixtina de Valencia, te dejará boquiabierto con sus pinturas murales a cuya reciente restauración contribuyó Hortensia Herrero, propietaria con su marido de la famosa cadena de supermercados de origen valenciano. Callejeando por el centro también te encontrarás con otras iglesias barrocas de gran interés, como la Iglesia del Patriarca, donde te recibirá un cocodrilo tras el que hay una interesante leyenda de la que no te voy a hacer spoiler o la Basílica del Sagrado Corazón, en la Plaza de la Compañía y su impresionante órgano. La iglesia de Santa Catalina es otro de los emblemas de la ciudad, por su austero interior, el «collage arqueológico» de su fachada y las vistas desde su torre.

Alejado del centro está el antiguo monasterio de San Miguel de los Reyes, el Escorial Valenciano, hoy sede del Archivo de Valencia, del que ya te hablé en el post Germana y los tres Fernandos.

Los mejores museos

La oferta museística de Valencia es otra buena excusa para visitarla. El Museo de Bellas Artes ocupa el impresionante edificio del antiguo Colegio seminario de Pio V y cuenta con una colección muy interesante con firmas como Velázquez, Juan de Pareja, Joan de Joanes, Ribalta, Goya o Sorolla. El Instituto Valenciano de Arte Moderno (el IVAM) es otra de las instituciones de referencia no solo en la ciudad, sino a nivel nacional.

Pero si tengo que quedarme con un museo (aunque en realidad no lo es) me quedo con el Centro del Carme de Cultura Contemporánea, el famoso CCCC. Un equipamiento que ha puesto patas arriba la cultura valenciana apostando por exposiciones muy enfocadas a lo social, con actividades para todos los públicos poniendo el foco especialmente en la infancia y la juventud y volcándose en un modelo de gestión cultural comunitaria que tiene muy en cuenta al barrio. Además de la impresionante arquitectura del antiguo convento, articulada alrededor del claustro renacentista y el gótico, alucinarás con sus muestras temporales y con los espacios sensoriales donde los más peques lo pasan en grande.

El Centro Cultural La Nau de la Universidad de Valencia, siempre tiene exposiciones muy interesantes y aunque no tengas tiempo te recomiendo al menos asomarte a su patio. El Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias vale la pena solo aunque sea por ver la impresionante fachada del Palacio del marqués de Dos Aguas.

Y si los museos son lo tuyo tienes otros dos más en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el Museo de la Ciencia y el Caixaforum.

La Ciudad de las Artes y Las Ciencias

Es uno de los principales reclamos de Valencia. El llamativo proyecto del polémico arquitecto Santiago Calatrava supuso el punto de partida allá por el año 2000 a la renovación de la marca turística de una ciudad que hasta el momento no atraía demasiado el interés de los visitantes. El enclave reúne todos los requisitos para dedicarle un día completo. En nuestra escapada comenzamos por el Ocenaografic, un auténtico parque temático al que mínimo hay que dedicarle unas 4 ó 5 horas. Te recomiendo comprar las entradas con antelación (por cierto, nada baratas) y llegar tempranito porque a medida que avanza la jornada se llena más y más. Aunque el recorrido es libre, la presentación de los delfines tiene varios pases a los que hay que llegar con media hora de antelación para coger sitio y al acuario de los tiburones es mejor llegar a primera hora porque luego se llena. Es un espacio interesante aunque muy enfocado al turismo de masas y en el que en algunos momentos puedes sentirte incómodo por ver a delfines haciendo números circenses o a pingüinos encerrados en un espacio que está en pleno Mediterráneo. Es algo muy loco…

La entrada al Oceanografic incluye la visita al Museo de las Ciencias un mastodóntico espacio cuya museografía se ha quedado un poco anticuada y obsoleta. Lo más interesante quizás sean las exposiciones temporales, pero ya que tenéis la entrada recomiendo dar un paseito por el interior.

Más interesante es el nuevo Caixaforum que ocupa el Ágora de Calatrava. Además del impresionante interior de su arquitectura las exposiciones de la Caixa nunca decepcionan.

Admirar el exterior de la arquitectura de la Ciutat y los fotogénicos Umbracle, Hemisferic y Palau de les Arts te ayudarán a despejarte entre interior e interior.

Los mercados

En nuestra escapada visitamos dos de los mercados de Valencia. El Mercado de Ruzafa, que nos pareció más auténtico y de barrio, a solo 15 minutos caminando del centro de la ciudad. El Mercado Central es impresionante solo por su arquitectura pero además los colores y olores de sus llamativos puestos son un auténtico espectáculo.

La Malvarrosa y el Cabanyal

Una de las tardes la dedicamos a disfrutar de un delicioso arroz junto a la playa y un paseo junto al mar. Además, exploramos el histórico barrio del Cabanyal, un ejemplo de cómo la organización ciudadana consiguió frustrar los planes de acabar con este tradicional barrio de pescadores para convertirlo en una zona turística. Un paseo por sus calles te descubrirá sus tradicionales fachadas de azulejos y para reponer fuerzas te recomiendo acercarte a la Fábrica de Hielo, un antiguo edificio industrial reconvertido en centro cultural y de conciertos donde tomar se puede tomar un cóctel o una cerveza.

Los mejores restaurantes

En nuestro viaje nos dimos auténticos banquetes a muy buen precio. Cerca de la Estación del Nord y del Ayuntamiento el Trinquet de Pelayo nos enamoró. No solo por el espacio, dentro de la llamada «catedral de la Pelota Valenciana» cuya cancha podrás ver cuando vayas al baño, también por la calidad de la comida. Al mismo grupo pertenece Casa Baldo, frente a la Plaza de Toros, que tiene una carta amplia y llena de delicias. Si quieres un sitio más alejado del centro te recomiendo la Tasqueta del Mercat, junto al mercado de Ruzafa. Para el arroz tiramos de clásico y fuimos a La Pepica en la playa de la Malvarrosa, en el que es imprescindible reservar.

Para un desayuno-homenaje te recomiendo Federal, muy cerca de la Plaza del Ayuntamiento. Como no podíamos ser menos también cumplimos con la tradición valenciana del «almuerzo», la versión más castiza del brunch, en Café de Les Mones.

En definitiva, si estás planteándote una escapada a un destino cercano y agradable, Valencia es una excelente opción.

Publicado por Adrián Yánez

Gestor cultural y periodista. Desarrollo proyectos culturales y de comunicación. Sevilla. Andalucía.

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