En muchas ocasiones he escuchado a mi alrededor la idea de que Milán era una de las capitales italianas menos interesantes y que más allá de la piazza del Duomo no había mucho que ver. Quien afirma esto no ha conocido en profundidad los encantos de la capital de la Lombardía. Si estás pensando en pasar unos días en Milán te dejo algunas recomendaciones de 10 lugares que no te puedes perder.
1. Stazione Centrale. Si llegas a la ciudad en tren (desde el Aeropuerto de Malpensa es la mejor opción) el monumento que te dará la bienvenida te dejará impresionado. La Estación Central es un mastodóntico edificio cuya construcción se alargó casi 30 años a principios del siglo XX y que fue inaugurado durante la dictadura de Mussolini. Los gigantescos vestíbulos y la monumental fachada tienen detalles que mezclan los estilos Art Decó y Art Noveau.
2. Duomo. La Catedral es, sin duda, el monumento más famoso de Milán. Los aficionados a los rankings la sitúan en el cuarto puesto de los templos más grandes del mundo, después del Vaticano, San Pablo de Londres y la Catedral de Sevilla. Para visitar su interior debes prepararte para soportar largas colas. La mejor opción es sacar el billete combinado de interior de la Catedral y sus cubiertas. Este ticket además te permite conocer los restos arqueológicos que se encuentran bajo la plaza de la Catedral.
3. Visita a las cubiertas el Duomo. Si no soportas las colas y las aglomeraciones ni te lo plantees. Es la principal atracción de la ciudad y cómo tal está muy masificada. Mi recomendación es que saques los tickets con mucha antelación y que pagues el extra de fast track. Pero, cuidado, porque eso no te impedirá igualmente hacer una cola (aunque sensiblemente menor que la general). Una vez arriba vas a tener que ir esquivando a turistas para conseguir una buena foto. Para entrar directamente al interior de la Catedral sin guardar la cola del exterior debes tomar el ascensor de la nave de la epístola. En definitiva, ¡Paciencia!
4. Galleria Vittorio Emanuele. Otro clásico de la ciudad a sólo unos metros de la Catedral. Es la galería comercial porticada por excelencia. Se construyó en el siglo XIX como punto de encuentro de la burguesía milanesa y hoy acoge algunas de las tiendas más exclusivas de la ciudad. Si ves a los turistas pisar con rabia los testículos de un toro representado en uno de los mosaicos del centro del edificio no te asustes. Es una tradición que al parecer da buena suerte.
5. Castillo Sforzesco. Los Sforza, la dinastía que gobernó Milán durante siglos, supo escoger un buen lugar para vivir. Este mastodóntico castillo de más de 500 años alberga hoy distintos museos de arte y arqueología. Vale la pena acercarse y recorrer sus patios y el cercano parque Sempione.
6. Canales de Milán. Y abandonamos la zona más típica para adentrarnos en la más alternativa. A pocos minutos del centro de la ciudad encontrarás un barrio muy atractivo y lleno de vida. El distrito de Navigli es cruzado por canales artificiales construidos durante la Edad Media para atraer el comercio fluvial a la ciudad. Por su cercanía a la zona universitaria hoy en día es una de los mejores lugares para tomar el aperitivo, cenar o tomar una copa a buen precio.
7. Gae Aulenti, la Milán más moderna. Fue una de las zonas que más me gustó de Milán. Se trata de un ambicioso proyecto arquitectónico inaugurado en 2012 y que sigue en construcción en algunas zonas. El edificio central, obra del arquitecto argentino César Pelli, es el más alto de Italia con 231 metros. El entorno futurista se completa con el edificio llamado «Bosque Vertical» que acoge en su fachada más de 2.000 especies distintas de árboles y plantas.
8. Pinacoteca de Brera. Para mí el mejor museo de Milán. En el corazón del barrio de los artistas acoge una interesantísima colección de arte italiano desde la Edad Media al siglo XX. Contiene obras capitales de Mantegna, Piero della Francesca, Bellini, Rafael, Caravaggio o Hayez. Me encantó descubrir entre las obras expuestas una pintura de Fernando Yáñez, un pintor discípulo de Leonardo que, quién sabe, puede encontrarse entre mis antepasados…
9. «La última cena» de Leonardo. El Cenacolo Vinciano es una de esas cosas que resulta muy complicado ver en Milán si no planificas tu visita con el menos 4 meses de antelación. Para consultar el sitio oficial de entradas haz clic aquí. También existen numerosas empresas que ofrecen visitas guiadas que incluyen la visita al Cenacolo a un precio exorbitante. Existen dos teléfonos encargados de la información y reserva oficial de entradas a la Última Cena: el +39 02 92800360 ) o 800 990 084 . Si no consigues entrada de ninguna de las maneras (como me ocurrió a mi) no dejes de acercarte a la iglesia que acoge el fresco, el convento de Santa Maria delle Grazie para, al menos, disfrutar de su magnífico claustro.
10. Iglesias de Milán. Mi recomendación en ese sentido es que, no te lo pienses. Iglesia que veas abierta, iglesia en la que debes entrar. El patrimonio religioso de la ciudad es impresionante y cada templo esconde una pequeña joya. Sin duda, las más conocidas son San Ambrosio y San Lorenzo, pero existen numerosas capillas que te sorprenderán.
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