La Alpujarra almeriense, el retiro de Boabdil

6 de enero de 1492. Boabdil y su pequeña corte salen de manera discreta de Granada cuatro días después de que Fernando e Isabel tomaran posesión de la Alhambra. Desde un mirador cercano a la capital del Darro el monarca observa por última vez su amada ciudad y, dice la leyenda, los ojos se le llenan de lágrimas. Su madre, Aixa, pronuncia supuestamente una frase que pasará a la Historia «No llores como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre». Probablemente nada de esto ocurrió. ¿Fin de la Historia? En realidad Boabdil vivió, ni más ni menos, que 41 años más y la Alpujarra almeriense fue su primer destino. A partir de entonces este desconocido paraje estará vinculado a la historia de los moriscos.

Tras las negociaciones con los Reyes Católicos a Boabdil se le entrega un microreino en las montañas, la Alpujarra. El rey establece su residencia en Laujar de Andarax, actualmente en la provincia de Almería.  El municipio aún conserva el urbanismo islámico de la época y todo un sistema de irrigación que se ve en la abundancia de fuentes. En esta localidad Boabdil vivirá uno  de los momentos más duros de su vida, la muerte de su amada esposa Moraima en agosto de 1493, apenas año y medio después de su llegada. Este triste acontecimiento terminó de decidir a Boabdil para abandonar la península y trasladarse a Fez, en la actual Marruecos, donde pasaría el resto de su vida.

Laujar de Andarax, última residencia de Boabdil

La Apujarra después de Boabdil

Junto a Boabdil algunos nobles musulmanes emigraron a África, otros se quedaron.  Los que se quedaron no tuvieron excesivos problemas los primeros años. Las capitulaciones tras la Guerra de Granada aseguraban a los musulmanes ejercer su religión con cierta libertad y así ocurrió hasta 1502. En esta fecha comenzaron las conversiones forzosas de los musulmanes castellanos que pasaron de ser mudéjares (musulmanes bajo el dominio cristiano) a moriscos (musulmanes obligados a convertirse al cristianismo). Muchos de ellos salen de la ciudad de Granada para trasladarse a la Alpujarra, donde lejos del control eclesiástico podían ejercer en secreto religión.

Calle de Alcolea

Pueblos como Almócita o Alcolea, cuya propia etimología nos recuerda su origen islámico, se convierten en refugio de la comunidad morisca. Sus calles estrechas y en zig zag, la existencia de adarves y callejones sin salida nos demuestran el origen hispanomusulmán de estas poblaciones. Almócita, un pueblo que hoy en día no supera los 200 habitantes ejemplifica perfectamente estos pequeños municipios que fueron el refugio de los moriscos. En estas diminutos concejos en la mayoría de las ocasiones el único «cristiano viejo» era el cura del pueblo, el resto de la población eran moriscos o musulmanes conversos que, en ocasiones, practicaban el islam en secreto.

La Guerra de las Alpujarras

Los problemas se agravaron cuando en 1567 Felipe II publica una Pragmática Sanción que aumenta la represión sobre los moriscos  prohibiéndoles hablar en árabe, usar sus vestidos tradicionales y eliminando sus costumbres.  Las consecuencias serían dramáticas. En 1568 estalla la llamada Guerra de las Alpujarras, la población morisca se levanta contra el poder del Rey y de la Iglesia.  Los moriscos harán rey a Hernando de Valor, un descendiente de la dinastía cordobesa de los Omeya que trabajaba como político en el Ayuntamiento de Granada. Hernando renuncia a su bautismo y abraza el islam tomando el nombre de  Aben Humeya y se retira a la Alpujarra almeriense, desde donde dirige las operaciones.

Ayuntamiento e iglesia de Almócita

]Felipe II manda a su hermano Juan de Austria a repeler la revuelta.  Tras tres años de guerra las negociaciones llevadas a cabo en un cortijo entre Padules y Almócita terminaron con el conflicto. La Paz de las Alpujarras es recreada por el Ayuntamiento de Padules cada mes de mayo en un importante evento cultural.


Tras la terminación de la guerra los moriscos fueron deportados a otras partes de Castilla y no se les permitió vivir en la Alpujarra. La zona entró entonces en una fuerte crisis demográfica al perder a la mayor parte de su población. Municipios como Fondón fueron la cabeza de las políticas de repoblación con cristianos viejos que la monarquía impulsó. El urbanismo castellano de este municipio es muy evidente en ese sentido.

Qué ver en la Alpujarra almeriense

La despoblación y difícil acceso a esta zona de Almería ha hecho que estos municipios conserven intacto el urbanismo y el patrimonio de esta época crucial de la Historia. Durante la celebración de» A una Hora de Almería» tuve la suerte de poder descubrir algunas de estas localidades y conocer los puntos más interesantes para visitar.

Padules, además de recrear cada mes de mayo la Paz de las Alpujarras tiene un interesante municipio y, sobre todo, está rodeado de un excepcional entorno natural. La visita a Las Canales, un río que discurre a través de un cañón. es obligatoria. El acceso es relativamente fácil y las vistas son increíbles.

A pocos kilómetros, Almócita ha convertido un pueblo de menos de 200 habitantes en un auténtico museo al aire libre donde podrás disfrutar de graffitis, exposiciones de fotografía y poemas que le dan un encanto especial a todo el municipio.

Fondón posee un impresionante patrimonio cultural entre el que destaca su museo en la Casa Palacio de las Godoyas que te ayudará a hacerte una idea de la rica historia del municipio.

Laujar de Andarax, la que fue residencia de Boabdil, posee la conocida como Catedral de la Alpujarra, la iglesia de la Encarnación.

Por último, Alcolea tiene como monumento más destacado la iglesia de San Esteban, del siglo XVII.

En definitiva, la Alpujarra almeriense es una comarca llena de Historia y parajes increíbles que todavía está por descubrir y que vale la pena visitar.

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Publicado por Adrián Yánez

Gestor cultural y periodista. Desarrollo proyectos culturales y de comunicación. Sevilla. Andalucía.

3 comentarios sobre “La Alpujarra almeriense, el retiro de Boabdil

  1. Hola. Cuando Boabdil deja Granada, se establece en Codbaa, actual Fuente Victoria, no en Laujar de Andarax, como erróneamente se difunde una y otra vez. La correspondencia de los Reyes Católicos así lo afirma. Gracias.

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