Que los Reyes Católicos fueron gobernantes astutos no le cabe duda a nadie. Muchos historiadores consideran que Maquiavelo se inspiró en las estrategias de Fernando para decir aquello de que «el fin justifica los medios». Por su parte, Isabel demostró conocer perfectamente los entresijos de la política para lograr sus objetivos. El matrimonio de sus hijos se convirtió en un instrumento útil para hacer de sus reinos los más poderosos de la Europa del siglo XVI.

Dios bendijo al matrimonio de Sus Católicas Majestades con cuatro hijas y un hijo: Isabel, Juan, Juana, María y Catalina. Al margen estaban aquellos otros que tuvo Fernando en sus relaciones extramatrimoniales.
La mayor, la infanta Isabel, casó en primer lugar con el Alfonso de Portugal y al morir éste regresó a Castilla durante algunos años para contraer luego matrimonio con el primo de su fallecido esposo, el rey Manuel I de Portugal. Manuel e Isabel tuvieron un hijo, el príncipe Miguel de Paz, que a punto estuvo de reunir las coronas de España y Portugal, pero que murió siendo un niño. Su cuerpo se encuentra enterrado junto a sus abuelos Fernando e Isabel en la Capilla Real de Granada.

Fue precisamente durante el parto del príncipe Miguel de Paz cuando la infanta Isabel murió. Por ello, su hermana la infanta María, hija también de Fernando e Isabel, se convirtió en esposa de Manuel de Portugal y, por tanto, reina del país luso.
Si los matrimonios de Isabel y María perseguían la alianza con el vecino reino de Portugal, los de Juan y Juana hicieron lo propio con el reino de Austria. Dos hermanos que casaron con dos hermanos, hijos del rey Maximiliano de Austria. El matrimonio de Juan y Margarita de Austria fue feliz hasta que el príncipe Juan murió prematuramente a la edad de 19 años. De la desdichada relación de Felipe el Hermoso y Juana la Loca todos sabemos sus consecuencias por las leyendas populares.
La pequeña de los Trastamara sufrió también un desdichado destino. Catalina de Aragón se casó con el rey de Inglaterra, Enrique VIII. Al enamorarse éste de Ana Bolena solicitó al Papa el divorcio de la hija de los Reyes Católicos. Ante la negativa del Sumo Pontífice el monarca inglés fundó la Iglesia Anglicana.
En definitiva, a través del matrimonio de sus hijos Fernando e Isabel establecieron alianzas con Portugal, Inglaterra y Austria-Alemania aislando de esta manera a Francia, su enemigo natural. Sentando a sus hijos en los tronos europeos se aseguraban no entrar en guerra con esos países a los que les unía la sangre, aunque finalmente esto trajera la desdicha de sus vástagos.
2 comentarios sobre “Isabel y «¿quién quiere casarse con mi hijo?»”