El Monasterio de San Isidoro del Campo en Santiponce (Sevilla) acoge la tumba de ilustres personajes de la familia de los duques de Medina Sidonia. Entre tanto aristócrata, pasa casi inadvertida la pequeña escultura de una dama que está a los pies de la tumba de Urraca Ossorio de Lara. Se trata de Leonor de Dávalos, una mujer que fue fiel a su señora hasta la muerte.
En pleno siglo XIV Sevilla fue el escenario de una guerra entre dos hermanos, que, como no podía ser de otra manera, derivó en una Guerra Civil en Castilla. Se trataba del enfrentamiento entre Pedro I, para unos el Cruel y para otros el Justiciero, y Enrique de Trastámara, del que ya hemos hablado en otro post y que inició una dinastía que llegaría a gobernar en toda España y que tuvo su última representante en Juana la Loca.
El matrimonio formado por Juan Alonso Pérez de Guzmán y Urraca Ossario de Lara apoyó al bando de Enrique. Pedro I no podía perdonar esa afrenta y condenó a muerte a Doña Urraca. La ejecución debía celebrarse en la Laguna de Feria, lo que hoy conocemos como Alameda de Hércules. Se dispuso a la dama en una pira y se prendió la mecha. El aire caliente del fuego hizo que se levantara la falda de Doña Urraca, animando las burlas del público. Sin dudarlo, la dama de compañía de Urraca, Leonor de Dávalos, se arrojó al fuego para proteger el honor de su señora.
En homenaje a esa fidelidad hasta la muerte la familia dispuso a los pues de Doña Urraca una pequeña escultura que representa a Leonor de Dávalos y que aún puede verse al visitar el panteón de los Medina Sidonia en San Isidoro del Campo.
Del mismo modo, en las inmediaciones de la Alameda de Hércules existe una calle con el nombre de Leonor Dávalos, que conmemora la fidelidad de esta dama a su señora en el mismo lugar donde ambas murieron hace casi 700 años.