Creo que ya sospecháis que en este blog somos unos enamorados de Portugal. Hemos ido un millón de veces, pero el país vecino nunca deja de sorprendernos. En esta ocasión os cuento un recorrido por seis destinos increíbles al Norte de Lisboa (o al sur de Oporto, según se mire). Os propongo una ruta por elegantes palacios, impresionantes monasterios y pequeños pueblos medievales, que te descubrirán el Portugal más auténtico.
Tomar, poderío templario en el centro de Portugal
Habíamos oído hablar de este lugar, pero nuestra visita superó todas las expectativas. El principal motivo para acercarse a Tomar es visitar el apabullante Convento de Cristo de Tomar. Resérvate al menos dos o tres horas para recorrer todos los rincones de este impresionante complejo que fundaron los templarios y que ha estado estrechamente relacionado con la monarquía portuguesa. La entrada cuesta 15 euros (no es necesario reservar previamente, fuimos en pleno agosto y la compramos directamente allí) y vale muchísimo la pena. Se visitan numerosos claustros, los dormitorios de los caballeros, las terrazas e incluso el comedor y las cocinas. Pero, sin duda, la joya de la corona es la iglesia y su girola que reproduce la planta de la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén y que forma un espectacular conjunto de arquitectura, escultura y pintura.




El Convento, junto al castillo, se asoman sobre la colina al pueblo, que tiene un agradable paseo. Nosotros aparcamos junto al mercado en un parking gratuito y así evitamos meter el coche por las estrechas calles del pueblo.







¿Dónde comer?
Comimos en Sabores ao Rubro y fue un acierto total. Local amplio y muy ciudado y la comida espectacular. Nos encantó al arroz de tamboril y la brocheta de gambas y choco.
Batalha, el panteón de los reyes de Portugal
Muy cerca de Tomar y formando un triángulo monumental con Alcobaça (que explicaremos luego) está el Monasterio de Batalha. Ya el majestuoso exterior de estilo gótico te anticipa lo que vas a ver dentro. Desde fuera también se adivina que el proyecto iba a ser mucho más grandioso pero que por problemas técnicos y económicos algunas capillas se quedaron sin acabar. El acceso a la iglesia es gratuito, pero hay una entrada que te permite ver la Capilla del Fundador, la Sala Capitular, el Claustro Real, el modesto claustro de Alfonso V y las inacabadas Capillas Imprerfectas. A través de todas estancias puede hacerse un recorrido por la Historia de la Corona portuguesa porque las tumbas de los principales reyes, reinas e infantes de Portugal están en este lugar. Incluso en la solemne Sala Capitular está la tumba del soldado desconocido siempre custodiada por una pareja de soldados. Junto a ella un pequeño museo dedicado a la participación de los soldados portugueses en distintos conflictos. La luz de las vidrieras, las fantasiosas formas de las capillas y las tumbas son motivos más que suficientes para visitar este lugar mágico.







En algunos blogs que consultamos antes de nuestra visita se hablaba de la posibilidad de comprar una entrada conjunta a Tomar, Batalha y Alcovaça, que en el momento de nuestra visita no estaba vigente pero que nos afirmaban que volvería.



Alcobaça, una ciudad rendida al amor
El tercer vértice de este triángulo monumental está en Alcobaça, un coqueto pueblo donde se unen los rios Alcoa y Baça. Y este símbolo fluvial no puede venirle mejor a la localidad porque su impresionante monasterio acoge las tumbas de Pedro I e Inés de Castro, los Romeo y Julieta lusos. Cuenta la historia, que siendo príncipe Pedro se enamoró de la dama gallega Inés, una relación que no era aceptable para su padre el rey, que ordenó asesinar a la gallega. Cuando Pedro se convirtió en rey se vengó ejecutando a todos los participantes en el asesinado de Inés y la proclamó reina después de muerta, con un funeral de Estado. Hoy los amantes prohibidos descansan eternamente uno frente al otro.








Nosotros aparcamos en el campo ferial, que es gratuito y está a 5 minutos caminando del monasterio. Frente al Monasterio una apabullante plaza principal da una vista espectacular de la fachada del edificio. La visita a la iglesia es gratuita, y la austeridad cisterciense de su interior te dejará con la boca abierta. Una entrada complementaria da acceso a las dependencias monacales.







Más allá del Monasterio, os recomiendo un paseito por las callejuelas del pueblo llenas de pinturas murales e intervenciones artísticas urbanas que tienen a Pedro e Inés como protagonistas. El Jardín del Amor, con los tronos vacíos de Pedro e Inés y los recipientes cerámicos con mensajes de amor son el plato fuerte. La vuelta al coche la podéis hacer por el paseo paralelo al río para ver todas las intervenciones cerámicas que los artesanos locales han hecho para homenajear a los amantes más famosos de Portugal.
Óbidos, la ciudad medieval de las librerías
A menos de media hora al sur de Alcovaça, está Óbidos que quizás fue de todos los sitios que visitamos el que vimos un poco más turistificado. Óbidos es un pueblo medieval de postal, rodeado de murallas, coronado por un castillo que ahora es una Pousada (la versión lusa de los paradores) y que recientemente ha incorporado una nueva señal de identidad a su ADN: está repleto de librerías. En realidad hay dos librerías preciosas que comenzaron un poco con este sello y luego simplemente muchas tiendas han seguido esa estela «decorando» con libros. Las librerías que no te puedes perder son Librería del Mercado (que mezcla libros y alimentación) y Librería Sao Tiago, que ocupa una antigua iglesia.


Meter el coche en la ciudadela medieval está prohibido, así que, casi de manera natural vas a llegar a este inmenso aparcamiento gratuito. A dos minutos del coche tendrás el acceso a la zona amurallada a través de la Porta da Vila. Desde ahí nuestra recomendación es alejarte todo lo que puedas de la calle principal (llena de gente y negocios para turistas) y perderte por las secundarias o incluso subir al camino de ronda de la muralla. En la Plaza de Santa María está la iglesia de Sta. María de Óbidos, con pinturas de la sevillana Josefa de Óbidos, una artista que aunque no es muy conocida en España llevó a Portugal todas las ideas artísticas de su ciudad natal, la Sevilla de Velázquez, Murillo y Zurbarán.







¿Dónde comer?
Comimos en Real Casa do Petisco y nos encantó. Un ambiente muy agradable, comida rica y a buen precio. íbamos huyendo del típico sitio de menú turístico y la verdad es que acertamos. Nuestra elección fue el pastel real de carne, el arroz con pulpo y el bacalao a lagareiro y todavía lloramos de pensar en lo rico que estaba todo. Sabores tradicionales en un ambiente contemporáneo.
Nazaré, la Meca del surf
En esta escapada, Nazaré fue nuestro centro de operaciones. Era el lugar donde estaba nuestro alojamiento, el espectacular Residence Mar a Vista y desde ahí nos fuimos moviendo.



Nazaré es una coqueta ciudad de costa sobre todo conocida por sus enormes olas que la convirten en la Meca de los surferos. Hay dos zonas principales para visitar: el paseo marítimo y la ciudad histórica (conocida como El Sitio). Para ir a la zona del paseo martítimo nuestra recomendación es aparcar en este parking gratuito y desde ahí explorar los comercios y restaurantes de la zona. La playa urbana es bastante tranquila y no tiene el nivel de olas de sus vecinas. Encontrarás muchos puestos con pescado deshidratado en una técnica tradicional de la zona.


El paseo marítimo y El Sitio, la zona histórica, están conectados por un funicular. También puedes subir en coche, como hicimos nosotros. Intenta aparcar cerca de la plaza de Toros o del Santuario de Nuestra Señora de Nazaré. Desde ahí podrás asomarte a las espectaculares vistas de la costa. Junto al santuario comienza el camino que te llevará al Farol (Faro) de Nazaré desde donde se ve la playa norte, la más conocida por los surferos. Te da la bienvenida una curiosa escultura mitad ciervo, mitad surfero. Esta obra de arte hace referencia por un lado al origen del Santuario que un caballero levantó en honor a la virgen por salvarle de caer por los acantilados cuando perseguía a un venado y por otro al surf, el principal atractivo del pueblo en la actualidad.






¿Dónde comer?
Decidimos alejarnos de los restaurantes del paseo marítimo y callejeando encontramos Rosa dos Ventos, un auténtico bar de pescadores donde probamos unas espectaculares sardinas y almejas que nos quitaron un antojazo que llevábamos arrastrando toda la semana. El vino de la casa en congeladas jarras de barro te dará toda la energía que necesitas para continuar el viaje.
Queluz, el palacio de los reyes de Portugal
Un poco más al sur que los anteriores sitios, y ya de camino a otro destino, pudimos visitar el Palacio Real de Queluz, que fue la principal residencia de los Reyes portugueses después de que Lisboa quedara arrasada por el Terremoto. Fuimos en pleno agosto y no tuvimos que comprar entradas previamente ni guardar cola. El recorrido te enseña los principales salones ceremoniales que aún hoy usa el presidente de la República y una serie de habitaciones, comedores y dormitorios que te muestran como era la vida cortesana de la época. Incluso se visita el dormitorio donde murió Pedro I, el que además de rey de Portugal fue el primer emperador brasileño. El broche de oro lo ponen los espectaculares jardínes que rodean el conjunto.









¿Dónde comer?
No nos preguntéis cómo dimos con este sitio, pero nos pareció de lo más auténtico y rico del viaje. Es un simple bar de barrio pero con una atención y comida esquisita. En Ao Monte comimos un pulpo riquísimo y bacalao.
En definitiva: Portugal nunca decepciona. Si te apasiona este país no olvides leer mis otros post sobre Lisboa, Oporto, el Alentejo, Setúbal, Comporta o Alcácer do Sal y las Islas Azores.