El 31 de julio se celebra la festividad de San Ignacio de Loyola. El santo español que fundó la Compañía de Jesús, una de las órdenes más controvertidas de la Historia. Sevilla cuenta con una importante huella arquitectónica legada por los jesuitas.

Todavía hoy los jesuitas son una de las órdenes más poderosas de la Iglesia Católica. Con un papa jesuita y más de 80 obispos de la orden, la Compañía es la mayor orden masculina de la Iglesia. Sevilla, como metrópoli cultural y política de la Edad Moderna, concentró algunos de sus edificios más representativos.
La Casa Profesa o sede principal de los jesuitas es ocupada actualmente por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Sevilla. Conservamos su antigua capilla, la Anunciación, de la que cada Jueves Santo sale la Hermandad del Valle. En su altar mayor todavía podemos ver hoy las imágenes de Ignacio de Loyola y Francisco de Borja que talló Juan Martínez Montañés. Como curiosidad decir que solo cabeza y manos son de madera. El cuerpo está hecho con tela encolada, es decir, textil que se ha vuelto rígido al untarlo en pegamento.

Antes de ser jesuita había que pasar por dos años de noviciado. Esta especie de seminario jesuita se situó en San Luis de los Franceses, una capilla que actualmente pertenece a la Diputación de Sevilla. Los novicios residían en el edificio que actualmente ocupa el Centro Andaluz de Teatro.
Un último edificio jesuita en Sevilla fue el convento de San Hermenigildo, cuya iglesia conservamos sin darle uso en la plaza de la Concordia, junto a la plaza del Duque. El templo ha tenido los usos más variopintos. Fue sede de las Cortes Generales en el siglo XIX y en los primeros años de la autonomía andaluza sede del Parlamento de Andalucía. También ha sido teatro de la ópera.

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