6 de enero de 1492. Boabdil y su pequeña corte salen de manera discreta de Granada cuatro días después de que Fernando e Isabel tomaran posesión de la Alhambra. Desde un mirador cercano a la capital del Darro el monarca observa por última vez su amada ciudad y, dice la leyenda, los ojos se le llenan de lágrimas. Su madre, Aixa, pronuncia supuestamente una frase que pasará a la Historia «No llores como una mujer lo que no has sabido defender como un hombre». Probablemente nada de esto ocurrió. ¿Fin de la Historia? En realidad Boabdil vivió, ni más ni menos, que 41 años más y la Alpujarra almeriense fue su primer destino. A partir de entonces este desconocido paraje estará vinculado a la historia de los moriscos.
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