Pietro Torrigiano lo tenía todo para triunfar en Florencia. Trabajaba en la Corte de Lorenzo de Medici, hacía esculturas admiradas por todos y el Papa se había interesado por su obra. Pero su carácter violento le acabaría jugando una mala pasada. Torrigiano no pudo soportar la predilección de Lorenzo el Magnífico por las esculturas deSigue leyendo «La pelea que trajo el Renacimiento a Sevilla»