Regla Manjón, la condesa de Lebrija, fue una mujer excepcional. La aristócrata construyó a principios del siglo XX un palacio en la calle Cuna que atesora una de las colecciones de mosaicos más importantes del mundo. Gracias a la condesa Sevilla no perdió para siempre un patrimonio arqueológico que, sin su afán coleccionista, estaría fuera de España.

En 1898 muere Federico Sánchez Bedoya, el marido de la condesa de Lebrija. El matrimonio no había tenido hijos. Por primera vez en su vida Regla Manjón no debe seguir las órdenes de un hombre y es entonces cuando decide poner en marcha un extraño proyecto: construir una casa romana a principios del siglo XX. Para ello compra un antiguo palacio en la calle Cuna y contrata al mejor arquitecto de la ciudad José Sáez y López. La condesa conocía el amor por el pasado de Sáez, autor de edificios historicistas como el Matadero de Ramón y Cajal o la actual Hemeroteca Municipal de Almirante Apodaca.

El arquitecto tiene claro desde el primer momento que el edificio debe adaptarse a su contenido y no al revés. A lo largo de diez años la condesa irá trayendo mosaicos, esculturas, columnas y otras piezas arqueológicas que irán obligando a Sáez a adaptar el tamaño de las habitaciones al de las solerías romanas.
Pero la condesa de Lebrija no era la única persona que estaba a pie de excavación arqueológica comprando todo lo que se descubría en itálica. El hispanista norteamericano Archer Milton Huntington iba adquiriendo mosaicos tan rápido como podía para llevarlos a la Hispanic Society de Nueva York. Afortunadamente la ley de Arqueología de 1911 puso fin a esta situación de expolio señalando que todo lo encontrado en el subsuelo pertenece al Estado.

Aunque muchos critican que un patrimonio que pertenece a todos los españoles esté en una vivienda privada, sin el interés coleccionista de la condesa de Lebrija probablemente todos estas piezas hoy día estarían fuera de España. Os recomiendo visitar este palacio y acercaros a la interesante figura de esta mujer adelantada a su tiempo.
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